lunes, 24 de julio de 2017

Ellas

Hoy les vengo a hablar de ellas. De las mejores del mundo. Las que se bancan mis locuras y me sacan sonrisas todos los días.
Ellas son diversas, únicas y especiales. Tienen miles de defectos y millones de virtudes. Son hermosas, inteligentes y divertidas.
Tengo la clase de amigas que escucha, que sostiene, que contiene y ayuda. Saldrían a matar por una lágrima.
No, vos no entendes. Nosotras no necesitamos una cita para encontrarnos, o un motivo para festejar, o un gran sueldo para irnos de paseo, ni vernos todos los días para estar unidas.  
Con mis amigas festejamos los triunfos y bancamos los fracasos de una y de todas. Si alguna tiene un problema, con mis amigas escuchamos audios de tres minutos, dejamos que haga catarsis y la ayudamos a levantarse.
No necesitamos una excusa para juntarnos a tomar mates, ni grandes banquetes. Haya fiesta o una simple noche viendo películas.
Tengo la clase de amigas que te pagan un pasaje para irse de vacaciones todas juntas. O te ceba un mate mientras haces un trabajo de la facultad. O te acompaña al boliche porque está el pibe que te gusta. La clase de amigas que te acompaña a un recital en la otra punta solo para que no vayas sola. O te hace el aguante por teléfono hasta las tres de la mañana para saber que volviste bien de una cita.
Amigas que son hermanas, que aconsejan, escuchan y no juzgan.
Amigas que me dieron sobrinos hermosos, amigas que ya son familia…
Me siento feliz cuando veo todas las cosas que hicimos juntas, el camino que recorrimos y las miles de anécdotas que tenemos. Y espero que sumemos miles de historias…
Amigas de viajes, amigas de brownies, pochoclos y vodka, amigas de helados, mates y los canelones de mamá Zulma. Amigas de la vida, amigas del alma…


sábado, 22 de julio de 2017

Frío

Podría esconderme de todos hasta que vuelva el sol. Caminar en puntitas para que nadie note mi presencia y alejarme de los sonidos fuertes.
Podría ser una estrella en el firmamento.
Esta noche podría ser un cráter en la luna y aun así sentirme expuesta.
Siento que tengo mucho para decir. Siento que quiero escuchar… lo que deseo escuchar.
Me duele la indiferencia, me mata la curiosidad, me eleva la inseguridad.
Ya no soy yo. Soy un cajón de buenos deseos, un sinfín de frases y corazones. Desaparezco…
Podría escaparme de mis problemas, subirme a un viaje y dejar todo. Podría volver a ser egoísta, dejar de pensar en plural y ocuparme de banalidades… pero no quiero. Salte al vacío, cerré los ojos y ahora quiero disfrutarlo.  
¿Y si decido olvidarme? ¿Y si me olvidan? moriría mi recuerdo y solo quedarían las notas de alguien que no entiende nada pero sabe todo.
Me asquea la incertidumbre. Tengo una bola de angustia en el pecho e incontables pensamientos en la cabeza.
Mi cielo y mi mar. Mi noche y mis mañanas. Mis buenos deseos y mi preocupación.
Las cosas que escondo de mis miedos, los miedos que escondo de mi razón.
Esos segundos que no puedo controlar por más que escape de mi cuerpo. Esas lágrimas que me arrancan del corazón las mismas personas que hicieron que latiera.
Todo lo que miro e ignoro, y eso que veo que nadie más ve.

Todo eso y más 

martes, 11 de abril de 2017

A vos

Me gusta observarte.
Me entretiene mucho grabar cada parte de tu cuerpo en mi mente. Tal vez no lo entiendas y está bien, pero es una de mis nuevas manías adquiridas con tu llegada.
Me gustan tus ojos profundos y claros… como un estanque de agua tranquilo y seguro.
Me gusta tu nariz, tus cejas, tus orejas, tu barba y la forma en la que me miras cuando crees que no te estoy mirando.
Me encanta el momento en el que nada importa. Me fascina perderme en tus ojos y reírme, olvidar que los problemas existen, creer que somos las únicas personas en el mundo y gritar hasta que me retes. Hablar de música, de películas, de política y terminar jugando a decir trabalenguas.
Solucionar cualquier conflicto con un beso… millones besos.
Abrazarte, recostarme sobre tu pecho y suspirar. Porque no hay lugar más seguro que ese y no existe otro lugar a donde quisiera estar.  
Me gusta como soy cuando estamos juntos. Me gusta como me haces sentir…

¡Me hiciste sentir tantas cosas! Y no entiendo bien que pasa... a veces tengo un poco de miedo. Pero quiero seguir volando de tu mano. 

martes, 14 de febrero de 2017

Lluvia

La ventana me muestra el mundo que me estoy perdiendo y cómo la lluvia se burla de lo que queda del verano. ¿Es justo que el calor se haya ido en febrero? No para mí.
Estuve meses esperando a mi amado verano, ni siquiera logre un bronceado digno y me lo arrebatan en febrero.
¿Qué pienso hacer? Lo que vengo haciendo desde hace rato. Porque resulta que los días de lluvia siempre traen algo importante. Es como si los pensamientos se lavaran.
Estuve aprendiendo a estar conmigo… me divierto mucho en silencio. Pero anoche dije “Nosotros” sin darme cuenta. La respuesta fue un “¿Hace falta alguien más?”. Y la verdad que no, nunca hizo falta nadie. Nunca me hizo falta nadie, ni siquiera un familiar. Solo yo y tal vez un perro.
Hoy no pienso salir de casa, no pienso prender la tele y no pienso entrar a una red social. Porque los días como hoy nos hacen sentir que necesitamos algo que no tenemos. Y no, no necesitamos nada. Tengo apuntes para leer, tengo música para escuchar, tengo alguna que otra cita pendiente con algún que otro chico que espera que yo sea algo que no soy. ¡Tengo helado en el frizzer!

Me tengo a mí. 

sábado, 21 de enero de 2017

Los que no

Hay un lugar, en la parte ignorada de este mundo, a donde no existen las historias de películas. Un lugar reservado para los que no logran sentir al mismo tiempo, para los que no ven esa luz que todo lo hace mejor, para los que no escuchan una melodía cada vez que besan a alguien.
Ese lugar está lleno de oportunidades que nunca fueron aprovechadas, de “te quiero” que nunca fueron dichos, de esperanzas que nunca existieron.
"Los que no" caminan por la vida sin ninguna expectativa, recibiendo a las personas que entran en su presente con la misma frialdad con la que las despiden.
Pareciera que no son dignos, que no se merecieran ser amados. Como si fueran un espectro en un mundo de nubes y corazones rosas.
Aunque muchas veces son ellos mismos quienes no se lo permiten.
Están tan acostumbrados a estar de este lado de la línea y desean tanto estar del otro lado que no identifican a las personas que pueden ayudarlos a cruzar.
Se olvidan de la sensación. Alejan a quien se les acerque, buscan el porqué de todo, escapan de la incertidumbre, del vértigo, de lo desconocido y aterrador.
“Los que no” son almas que sin motivo aparente permanecen lejos. A veces tan lejos que les cuesta volver. Y a veces tan cerca que les da miedo.
Son almas incomprendidas por el común de las personas. Unos no entienden como pueden no sentir nada y ellos no entienden como pueden sentir tanto… tantas veces y hacía tantas personas.
Porque aunque la mayoría crea que no sienten… la verdad es que si lo hacen. Sienten tanto, tan adentro y tan fuerte que quieren estar muy seguros antes de demostrarlo. Y una vez que lo confirman, sueltan todo eso que tenían guardado. 
Sienten mucho, una vez y para siempre.

“Los que no” están permanentemente en pausa, resolviendo sus conflictos internos y buscando en ellos ese “algo” que no encontraron en nadie. 

sábado, 29 de octubre de 2016

Tengo ganas

Tengo ganas de escaparme. Tengo ganas de buscarte y entregarme  mis impulsos. Tengo ganas de tu boca, de tus ojos, de tu voz… Me duermo esquivando ese hecho y sueño que despierto en otro lado.
Mantengo mi deseo ocupado. Durante el día levito entre la gente normal y me pierdo en la multitud, intento pasar desapercibida. Hasta que un recuerdo llega de la nada y sonrío, muerdo mis labios intentando ahogar ese pensamiento recurrente.
Tengo ganas de vos. Tengo ganas de tus manos, de tus labios, de tu risa, de tu fuerza, de tus pestañas, de tu calor.
Y como no lo vivía, no lo sabía. Y como no lo sentía, no lo veía.
Y lo que alguna vez dije nunca haría… ahora lo estoy haciendo. Y resulta que me siento bien con eso.
¿Y si me encanta estar así? Por lo menos por ahora…

Porque “ahora” es lo que importa. Porque ayer se fue y mañana todavía no llegó. Porque descubrí que somos imanes y nos entregamos a esa atracción… las veces que sea necesario. 

martes, 2 de agosto de 2016

Cosas que pasan

Y acá estamos, nos movemos en un círculo. Y bueno… por lo menos nos movemos.
No podemos negar que somos lo que hicieron de nosotros.
Las relaciones son difíciles. Nadie te enseña a convivir, a ser sociable, a formar lazos y saber mantenerlos.
Nos largan al mundo con los saberes que “vaya a saber quién” dijo que teníamos que tener en nuestras cabecitas. Y no, no es suficiente.
Vamos enojados con el mundo entero… no escuchamos, no hablamos, dejamos que todo fluya y chocamos con planetas vecinos.
Entonces… ¿Cuántas horas de terapia necesitamos para aprender a relacionarnos con las personas?
Y no hablo de los muy necesarios “Por favor” “Gracias” “De nada” “Permiso”. No estoy hablando de un “Hola”, de un “Buenas noches” o de un simple gesto.
Hablo de como arruinamos todo cuando lo que pensamos no coincide con lo que queremos decir, ni lo que creemos decir coincide con lo que realmente decimos.
Entonces largamos al viento una frase que antes pasó por el teléfono más descompuesto de la historia.
Pero todo no termina ahí, además tenemos que considerar que lo dicho sea entendido por la otra persona.
Y entramos en una conversación de locos donde nadie dice lo que realmente quería decir.
Donde lo que yo quería oír no coincide con lo que oigo y lo que creo entender no coincide con lo que quiero entender y mucho menos con lo que entiendo finalmente.
Cada uno entiende lo que quiere y sigue en la suya. Volvemos a casa y pensamos en lo que pasó pero ninguno sabe. Pegamos las relaciones con cinta y seguimos.  
Porque las personas nos dicen quiénes son, tal vez no directamente, pero lo hacen. Somos nosotros los que ignoramos eso y lo preferimos así porque queremos que sean lo que nosotros queremos que sean.
Creo que esto es así porque tenemos miedo de estar solos. Entonces forzamos una relación, una amistad, una sociedad, etc.
Nadie te enseña a darte cuenta que la persona que está al lado tuyo es toxica, o que no le interesas en lo más mínimo. Pienso que puede ser porque nadie sabe, porque es algo que tendremos que aprender solos. ¡Hasta que nos demos la frente contra la pared!
Tal vez si dijéramos lo que pensamos el otro entendería.
Tal vez si dejáramos de imaginar lo que los demás piensan podríamos escucharlos.
Tal vez si aceptamos lo que nos dicen podemos decidir si queremos que esas personas sigan formando parte de nuestras vidas o no.

Si las estamos queriendo como son realmente o como quisiéramos que sean…